Una referente del ambientalismo gallego denuncia el "servilismo" y "doble rasero" de algunos sindicatos y critica al responsable del área industrial de CCOO Galicia Francisco Méndez por alinearse con el discurso de la patronal eólica y el Partido Popular

Los parques eólicos han tenido un efecto devastador sobre los ecosistemas de la Serra do Xistral / Wikiloc

9.11.2023

Adela Figueroa, doctora en Biología y escritora, publica un excepcional y contundente artículo de opinión en el Portal Galego da Língua en el que denuncia la que califica como "vergüenza" de los sindicatos de defienden "un capitalismo depredador del territorio".

La autora, presidenta de la Fundación Eira da Xoana, catedrática emérita de Ciencias Naturales y uno de los referentes del conservacionismo gallego afea a Francisco Méndez Gómez, responsable de estrategias industriales de CCOO Galicia, que defienda "el desprecio al Estado de Derecho para que las industrias eólicas arrasen nuestras montañas con total impunidad" pues, según el sindicalista, la paralización judicial de diversos proyectos eólicos ha tenido lugar "por quejas sin sentido" y "una clase jurídica mal formada", según él mismo ha expresado en el medio de comunicación más subvencionado en el noroeste por el Partido Popular: La Voz de Galicia.

"Esto ha cambiado mucho", detalla Figueroa en un escrito en el que descarga su profundo malestar con la actuación de algunos sindicatos con el conflicto eólico en Galicia: "Nunca dejaré de estar obsesionada por el doble rasero y el servilismo. Sobre todo cuando se trata de organizaciones que nacieron para defender a las clases menos privilegiadas y más vulnerables frente al poder de los poderosos, dueños del capital necesario y del poder político imprescindible para montar empresas" -expresa-, recordando que "los sindicatos nacieron para defender a aquellos que solo tenían su fuerza de trabajo para ofrecer y ganarse la vida" por lo que, en su tiempo fueron "dignos de admiración y respeto por su función ética y moral".

La experta critica con dureza que Francisco Méndez defienda que "las empresas, multinacionales sin estado, puedan actuar sobre la piel sagrada de la tierra de Galicia sin ley y sin reparaciones", recordándole que la industria energética gallega ganó 1.800 millones de euros en 2022: "Sr Francisco, sindicalista, supuesto defensor de las clases populares y trabajadoras, ¿cuánto de este enorme capital quedó en Galicia? ¿cuántos puestos de trabajo se han creado como consecuencia de la inmensa ocupación de nuestro territorio, y cual es su impacto económico? Te lo diré: nulo", detalla la ambientalista.

En este sentido rememora que, en comparación, las comunidades afectadas "reciben un parte muy pequeña de los enormes beneficios que las empresas eléctricas obtienen de estos desarrollos" pero que, sin embargo sufren sus consecuencias pues "es imposible vivir cerca de un parque eólicos debido al ruido constante de los molinos de viento" y "las propiedades pierden su valor", algo que "no se tiene en cuenta en la compensación prevista" y "su valor ecológico sigue siendo dudoso". Porque para la profesora "el negocio de los parques eólicos es total" porque "construyen sus molinos apoyados por subvenciones autonómicas estatales o europeas" y "pueden expropiar si se consideran de interés público" gracias al sistema clientelar establecido por el duopolio establecido entre Gobiernos y grandes empresas.

Figueroa incide que en este contexto "se desata una campaña contra los jueces que cumplen con su obligación de leer y conocer las leyes y aplicarlas en consecuencia". "Los sindicatos deploran el hecho de que se perderán 8.000 puestos de trabajo si cumplen con las leyes. ¿Significa que se crean puestos de trabajo por no cumplir las leyes", expresa la autora con indignación.

La bióloga recuerda que el actual aluvión eólico no solo está destruyendo la naturaleza gallega, sino el patrimonio común  y la historia, así como las pequeñas industrias que dependen del agua, el turismo y la agricultura, además de la salud de la población

La escritora detalla, por otra parte, que "Galicia produce más energía de la que consume" y este año "exportó más del 40% de la energía producida, de la que el viento representa el 60% del total". Como ejemplo, además, explica que la localidad lucense de Muras es el municipio gallego con mayor concentración de aerogeneradores con 381 turbinas eólicas pero que sin embargo "pierde población año tras año".

"Cual es el futuro que les deparan a Galicia los representantes sindicales de CCOO? ¿drenar el país y mandar toda la riqueza que se fabrica aquí a Madrid?", se pregunta Adela Figueroa, porque "la energía eólica no crea puestos de trabajo ni riqueza para el país", pero sin embargo "sí distorsiona el patrimonio histórico, ecológico y social" recordando que "los manantiales de los acuíferos están en las montañas" ejemplificando que "el Monte do Gato, cerca de Oza dos Ríos, donde está previsto instalar varios parques, es la cabecera de las aguas; el monte Picato, que domina la ciudad de Lugo, alberga acuíferos que se verán dañados" o que "en el Xistral, que está lleno de molinos de viento, se destruyeron las turberas que controlaban el ciclo hidrológico y ahora se liberan CO2 y metano en grandes cantidades".

"Galicia podría ser rica si los representantes sindicales defendieran al pueblo en lugar de a las multinacionales y a la especulación y la corrupción. Critican a los jueces por hacer cumplir las leyes ¡qué locura! la Ley tiene que estar por encima de la política partidista, de las corporaciones todopoderosas y de los sindicalistas compasivos. La energía puede ser generada por comunidades energéticas, donde la gente se beneficia de ella y sin destruir nuestro rico patrimonio histórico y natural. Se puede hacer. Pero esto no conviene a los poderosos que quieren tener el monopolio de la industria y sus valores, ni de los sindicalistas que defienden a los patrones en lugar de de defender al pueblo. Y desde aquí os pido que defendáis Galicia de la avaricia, la soberbia, la corrupción y la destrucción medioambiental. Y envío mi admiración y apoyo a las muchas mujeres que lideran las plataformas en defensa de los montes de Galicia y a las asociaciones ecologistas que defienden el patrimonio que nos pertenece a todas y todos, siempre apoyadas en la justicia y las leyes, aunque estas sean débiles y no ofrezcan grandes garantías de proyección. Aprovecharemos las leyes lo que podamos. Y seguiremos alertando a la población contra la destrucción de nuestras montañas, nuestras aguas, nuestro aire, nuestro patrimonio arqueológico y cultural. Defenderemos a los pájaros ya todos los seres del cielo que son sacrificados en masa entre las aspas de los molinos para que las carteras de los magnates sean aún más opulentas. No destrucción, sí vida", concluye la ambientalista.