La minería deja un legado de suelos contaminados a nivel mundial afectando a la productividad agrícola, la calidad de los alimentos y la salud pública, según Science

Drenaje ácido en las antiguas minas de San Quintín (Ciudad Real) / Sí a la Tierra Viva

25.4.2025

Un estudio publicado el 17 de abril en la prestigiosa revista científica ha revelado el impacto devastador del sector extractivo a nivel global y su relación en la contaminación edafológica por metales tóxicos con implicaciones significativas para la agricultura. Este análisis proporciona una visión detallada de las distribución internacional de esta problemática utilizando una amplia base de datos y técnicas avanzadas de modelado, proporcionando una base sólida para comprender la magnitud del problema. 

El trabajo se basó en un análisis exhaustivo de 796.084 puntos de muestreo provenientes de 1.493 estudios regionales, cubriendo una amplia gama de regiones del mundo. Los investigadores se centraron en siete metales tóxicos: arsénico, cadmio, cobalto, cromo, cobre, níquel y plomo, conocidos por sus efectos perjudiciales en la salud y la productividad agrícola. 

Uno de los hallazgos más alarmantes es que entre el 14% y el 17% de las tierras de cultivo a nivel mundial superan el umbral de riesgo de contaminación por metales pesados. Esto significa que una proporción significativa de los suelos utilizados para la producción de alimentos está comprometida, lo que podría reducir los rendimientos y la calidad de los cultivos. La contaminación por elementos como el cadmio y el plomo, por ejemplo, puede acumularse en los cultivos, entrando en la cadena alimentaria y representando un riesgo directo para la salud humana. En este sentido, el estudio estima que entre 900 y 1.400 millones de personas viven en regiones del mundo con alto riesgo para la salud y el medio ambiente provocada por metales pesados.

La investigación revela una alarmante extensión de la contaminación que afecta a los sistemas fluviales y las llanuras de inundación a nivel mundial como resultado de la minería metálica. Se estima que aproximadamente 479,200 kilómetros de canales fluviales y 164,000 kilómetros cuadrados de llanuras de inundación se encuentran impactados por esta actividad. Al analizar la contribución de las prácticas mineras a lo largo del tiempo, el estudio distingue que 112,400 km² de llanuras de inundación han sido contaminadas por actividades mineras históricas, mientras que 52,000 km² se ven afectadas por la minería reciente. La magnitud de estas cifras subraya la profunda y duradera alteración ambiental provocada por la extracción metalífera.

Las consecuencias de esta contaminación se extienden directamente a las poblaciones humanas que residen en estas áreas afectadas. El estudio estima que alrededor de 23 millones de personas viven en llanuras de inundación contaminadas por la minería. Es significativo destacar que la cantidad de individuos expuestos a la contaminación derivada de la descarga continua de residuos mineros en los ríos es aproximadamente 50 veces mayor que el número de personas directamente afectadas por los fallos de las presas de relaves. Asia se identifica como el continente con la mayor concentración de población viviendo en estas zonas de riesgo. Sorprendentemente, países como China y Estados Unidos, junto con Corea del Sur, Alemania y el Reino Unido, figuran entre aquellos con grandes poblaciones potencialmente expuestas, lo que pone de manifiesto el legado ambiental persistente de la minería histórica incluso en naciones industrializadas.  

IMPACTO EN LA SALUD Y EN LA AGRICULTURA 

La exposición a metales tóxicos a través de alimentos contaminados puede tener consecuencias graves, desde intoxicaciones agudas hasta enfermedades crónicas como problemas renales, neurológicos o cáncer, dependiendo del metal y la dosis. Para la agricultura, los suelos contaminados pueden alterar la fertilidad del suelo, reducir los rendimientos de los cultivos y comprometer la seguridad alimentaria, especialmente en regiones dependientes de la agricultura para su sustento. Según refleja la investigación este impacto es particularmente preocupante en áreas donde la minería es una actividad económica dominante.

Los riesgos para la salud humana derivados de la contaminación por metales pesados provenientes de actividades como la minería y la metalurgia son motivo de preocupación. Metales como el plomo, el zinc, el cobre, el arsénico y el mercurio, comúnmente presentes en los residuos mineros, tienen el potencial de causar graves daños tanto a los ecosistemas como a la salud humana. Las personas pueden exponerse a estos contaminantes a través de diversas vías, incluyendo el consumo de alimentos y agua contaminados, así como la inhalación de partículas de polvo que contienen metales pesados. En numerosas áreas afectadas por la minería, las concentraciones de metales tóxicos en los suelos superan los niveles considerados seguros para el uso agrícola. Esta situación plantea un riesgo directo para la seguridad alimentaria y la salud pública.  

El estudio identificó varios factores que ayudan a predecir dónde es más probable que los niveles de contaminación puedan superar los umbrales: el clima, la topografía, la actividad minera y las prácticas de riego. Las áreas con operaciones mineras intensivas, como regiones con extracción de metales para la industria tecnológica, muestran niveles más altos de contaminación. Asimismo, condiciones climáticas específicas y prácticas de riego pueden facilitar la dispersión de metales en el suelo, exacerbando el problema. Este análisis resalta la interacción entre factores naturales y humanos en la propagación de la contaminación.

UN DESAFÍO GLOBAL

Con una población mundial en constante crecimiento, la pérdida de tierras arables debido a la contaminación de suelos representa un desafío crítico para la seguridad alimentaria. El estudio advierte que, sin medidas efectivas, la capacidad de producir alimentos de manera sostenible podría verse gravemente comprometida, especialmente en regiones ya vulnerables. Esto podría agravar problemas como el hambre y la malnutrición, afectando a millones de personas en todo el mundo.

La investigación publicada en Science también refleja que la creciente demanda de metales existente podría empeorar la contaminación de los suelos en el futuro, pues la extracción y procesamiento de estos elementos podrían aumentar la liberación de contaminantes en el medio ambiente, representando un riesgo creciente para la salud humana y el futuro de la agricultura, indispensable para la supervivencia de nuestra especie.

Fuente: Plataforma Sí a la Tierra Viva