Eólica marina (opinión) | "Lavado verde" o "greenwashing"

El "greenwashing" puede causar el desapego con las ONG al ser una manera engañosa de tratar las problemáticas ambientales / rebeldes.info

5.10.2023

Ferran Vallespinós Riera / Opinión

El “lavado verde” o “greenwashing” no es una tecnología para lavar la ropa respetuosa con el medio ambiente, sino una forma engañosa de tratar las problemáticas ambientales. Consiste en una astucia para promover la percepción social de que productos, proyectos, objetivos o políticas de organización son respetuosos con el medio ambiente con el fin de aumentar los beneficios, así como la reputación de marca, sin que realmente lo sea. Últimamente, se han sobrepasado algunas líneas rojas, sobre todo en el caso de proyectos en los que se juegan grandes inversiones, haciendo que ecólogos u organizaciones ecologistas se posicionen a favor de proyectos que no queda claro cuál puede ser su impacto real sobre la biodiversidad y la sostenibilidad de un territorio.

En nuestro país hemos vivido algunos ejemplos que, de forma malévola, me llevarían a afirmar que algunos ecologistas de larga trayectoria parecen envejecer mal. Hemos visto defensores de los años 70 de los “aiguamolls” del Empordà afirmar que La Ricarda, a pesar de ser un espacio Natura 2000, se puede sacrificar para la ampliación del aeropuerto de El Prat; convencidos opositores a la energía nuclear convertidos ahora en encarnizados defensores de instalar generadores de energía sostenible en parques naturales a condición de que se mantenga su función, o antiguos directivos de Greenpeace que admiten la industrialización del Mediterráneo para luchar contra el cambio climático. Hay muchos ejemplos, como catedráticos eméritos que defienden la tercera pista del aeropuerto de Barcelona sobre el mar, aunque es una zona ZEPA.

Hace pocas semanas, el Tribunal de Cuentas de la UE emitió un informe demoledor en relación al desarrollo de la energía eólica marina con afirmaciones como que no se han evaluado adecuadamente los efectos medioambientales y socioeconómicos de la rápida expansión prevista de esta tecnología y temen que la expansión por Europa de la eólica “offshore” sea perjudicial para el medio marino, tanto por debajo como por encima del nivel del mar.

Cabe recordar que el despliegue de la eólica marina en España lleva un retraso considerable, que sólo se han aprobado los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) que han sido recurridos ante el Tribunal Supremo. Los POEM determinan los espacios en los que se puede instalar eólica marina, y en Cataluña sólo hay una localización, frente al Golfo de Roses. Aún no se conocen los mecanismos de subasta y adjudicación de la concesión; sin embargo, en Roses ya se han presentado siete proyectos, teóricamente competentes entre ellos, lo que ha despertado la oposición del territorio y gran parte del mundo científico conocedor de la problemática, utilizando argumentos totalmente equivalentes los cuales ahora hace suyos el Tribunal de Cuentas de la UE.

Pues bien, la reacción de los promotores no se ha hecho esperar, y han creado una agrupación denominada “Coalición Offshore para la Energía y la Naturaleza-Mar Mediterráneo (Med OCEaN)” en la que 15 organizaciones han firmado un acuerdo para promocionar el desarrollo “sostenible” de la eólica marina en el Mediterráneo, y se comprometen a “salvaguardar la salud de los ecosistemas marinos y evitar la pérdida de biodiversidad”. El título es un verdadero oxímoron, ya que unir dos objetivos inicialmente contradictorios (la conservación de la biodiversidad y el desarrollo de instalaciones industriales marinas de generación de energía) es lo más parecido que conozco a los Sindicatos Verticales del franquismo, que ponían bajo un mismo paraguas a dueños y obreros, que es evidente que tienen objetivos contrapuestos. O hacer una ONG de defensa simultánea de víctimas y asesinos. En cualquier caso, y más allá de las metáforas, es sin duda el ejercicio de “greenwashing” más cínico que conozco.

Está en juego un negocio que los propios promotores estiman hasta 100.000 millones de euros para instalar 76 GW de eólica marina prevista en el Mediterráneo para 2050. Para impulsar este negocio, dentro de la agrupación existen, como es de esperar, promotores y asociaciones empresariales como la Asociación Empresarial Eólica (AEE); lo que sorprende es que prestigiosas organizaciones ecologistas (como SEO/Birdlife y WWF) estén también. Otras organizaciones (como Ecologistas en Acción) se han mostrado contrarias al grupo.

Vender un “lavado verde” a proyectos que no está claro cuál será su impacto real (por falta de estudios y experiencia en casos similares) puede comprometer gravemente la confianza de la sociedad en el conjunto del movimiento ecologista. Hay intereses económicos demasiado grandes en juego; y lo que se pretende no es proteger la biodiversidad sino hacer un negocio. Cada vez se descubren nuevos impactos (como la liberación en el mar de microplásticos como consecuencia del desgaste de las aspas) y, ante las incertidumbres, es necesario actuar con precaución.

Más que “lavado verde”, es necesaria conciencia verde.

Ferran Vallespinós Riera es profesor, escritor e investigador científico del CSIC.

Artículo publicado originalmente en catalunyaplural.cat bajo licencia CC BY-NC-SA