Investigadores del CSIC y de dos universidades catalanas piden primar la conservación de la biodiversidad y aplicar el principio de precaución ante los proyectos de eólica marina en la Costa Brava

Para los investigadores "la eólica marina es demasiado compleja para abordarla con razonamientos simplistas" / Creative Commons

22.6.2023

Los doctores Elisa Berdalet (ICM-CSIC), Josep Lloret (UdG), Alberto Olivares (Unir), Rafa Sardá (CEAB-CSIC), Jordi Solé (UB), Antonio Turiel (ICM-CSIC) y Josep Vila-Subirós (UdG) firman un artículo en El Periódico en el que desmienten un texto del catedrático emérito Pere Roura Grabulosa publicado en el mismo medio de comunicación el pasado 29 de mayo por su análisis "nada riguroso" de la realidad al abogar por la industrialización de uno de los grandes santuarios marinos del Mediterráneo occidental.

Los especialistas consideran que el análisis de Roura, perteneciente al colectivo Renovem-nos, contribuye "a la desinformación de la población" dado que en el área afectada por la eólica marina en el golfo de Roses "no son solo los 250 km2" que ocuparía un potencial parque eólico marino, sino que las repercusiones de una instalación semejante se extenderían "bastante más allá", recordando que conceptos como el de "conectividad biológica" o "equilibrio ecosistémico" no pueden ser calculados con "una simple regla de tres" por lo que "valorar únicamente la producción del CO2 es reduccionista" dado que hay otros impactos "tanto o más importantes".

En este sentido, apuntan a que para establecer la ventaja competitiva de la eólica marina, el artículo de Pere Roura compara la capacidad reparativa del medio natural de absorber dióxido de carbono con el efecto mitigador de una instalación eólica en cuanto al CO2. Sin embargo apuntan que "absorber CO2 no es lo mismo que evitar emisiones". Por este motivo -señalan- "no podemos renunciar alegremente a la absorción natural dado el exceso de CO2 en la atmósfera" sino que "más bien hay que buscar maneras de no emitir, empezando por reducir el consumo.

Los investigadores cuestionan abiertamente los niveles de ahorro de CO2 planteados por Roura destacando además que existe una problemática evidente en cuanto al acceso de materiales, la viabilidad económica y las limitaciones crecientes por la saturación de consumo eléctrico. Además, consideran que es necesario tener en cuenta los estudios científicos más recientes, que muestran una disminución global de los vientos cerca de los continentes e interferencias a gran distancia entre instalaciones eólicas.

APUESTA POR EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN FRENTE A LA EÓLICA MARINA EN EL GOLFO DE ROSES

"Hemos sabido recientemente que la Humanidad ha superado siete de los límites planetarios que la ponen en peligro: hábitats intactos (pérdida de biodiversidad), integridad funcional de los ecosistemas urbanos y agrícolas (la pesca o las cosechas), recursos hídricos en superficie (sequía), clima (calentamiento global), aguas subterráneas y acuíferos (disminución y contaminación), contaminación por fósforo y exceso de nitratos en los ecosistemas (acuáticos y terrestres). La instalación en Roses afectaría a los dos primeros", afirman los investigadores.

Los especialistas consideran que la eólica marina "es demasiado compleja para abordarla con razonamientos simplistas" y por eso recuerdan que el proyecto BIOPAÍS, iniciado en septiembre de 2022 y de tres años de duración, aborda desde un enfoque multi e interdisciplinar toda la problemática que plantea una la instalación de un complejo de eólica marina en el golfo de Roses por lo que conviene, mientras tanto "aplicar el principio de precaución y no instalar el macroparque".

Los científicos consideran que si bien el uso de energías renovables es necesario en el actual contexto de crisis climática "su imperiosa necesidad no quiere decir implementarlas incorrectamente en detrimento de la biodiversidad o el paisaje", idea que también es claramente aceptada por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que "reconoce la biodiversidad como principal herramienta de lucha" contra este grave problema ambiental.

"Nos enfrentamos a un reto enorme y debemos jugar bien las cartas que tenemos (decrecimiento, energías renovables y soluciones basadas en la naturaleza) para mitigar los impactos del cambio climático. Solo la ciencia bien hecha, objetiva e independiente dará el diagnóstico correcto sobre nuestro futuro inmediato y el de las próximas generaciones", concluyen los investigadores.