Antón Sánchez: Por la democratización de la energía (ante el expolio eólico de Galicia)

La mayor avalancha de parques eólicos vivida en la historia reciente de Galicia podría incrementar en los próximos cuatro años un 200% los ya existentes / rebeldes.info 

11/6/2021 

A la fiebre eólica fomentada por la Xunta se han sumado en los últimos tiempos megaparques tramitados por el Gobierno español que intensifican más la política del expolio que estamos sufriendo en Galicia.

Este hecho está teniendo respuesta en la sociedad civil donde se han creado organizaciones y plataformas de defensa del territorio ante el abandono de los Gobierno de la defensa del interés general.

No es difícil ver estos días debates sobre si renovables sí o renovables no.

Sin embargo yo digo que ese no es el debate. Hasta Endesa o Iberdrola lo tienen claro.

El gran debate es cómo se desarrolla una verdadera transición energética.

¿Cómo se está haciendo por parte de la Xunta de Galicia y del Gobierno español?

La mayor avalancha de la historia de eólicos en Galicia, que podría incrementar en 4 años un 200% la ya instalada, en un país que ya es con diferencia el más densamente ocupado con aerogeneradores, se está produciendo con un Plan Sectorial Eólico de 1997, totalmente desfasado y obsoleto.

Sólo por poner un ejemplo, la distancia mínima a las viviendas que se fija en ese plan son 500 metros cuando los aerogeneradores tenían unos 50 metros de altura. Hoy llegan a los 150-200 metros y la distancia a las viviendas se mantienen en 500, con la amenaza que esto supone para la gente del rural que los tenga que sufrir.

Para el plan eólico del 97 todo el suelo rústico de Galicia excepto la superficie en Red Natura es susceptible actualmente de contar con un parque eólico o estar en sus inmediaciones.

Una superficie de Red Natura muy por debajo de la media del Estado y europea, y con una demanda de ampliación por parte de la UE desde hace más de 10 años.

La mayor avalancha de eólicos de la historia se da con dicha ampliación de Red Natura metida en un cajón mientras se sitúan aerogeneradores en los bordes de Red Natura y en las posibles zonas de ampliación, hipotecando una futura ampliación a la mayor gloria de las grandes empresas que controlan el sector.

A esto hay que sumarle una legislación recientemente desenvuelta de medida de las eléctricas que reduce los plazos  de tramitación y el tiempo que tiene la gente para informarse, y que rebaja las garantías de conservación ambiental, paisajística y patrimonial.

Habría que preguntarse el porqué de esta precipitación pudiendo hacer las cosas bien. ¿La respuesta? el negocio de una élite.

Asimismo el control de los parques que se están instalando corresponde a empresas que son conglomerados de eléctricas, fondos de inversión o constructoras, mayoritariamente de capital extranjero, que obtienen enormes beneficios, crearán poco empleo y dejarán en forma de impuestos y arrendamientos una pequeñísima parte del pastel que se empeña en regalarles la Xunta de Galicia.

Muy resumidamente este es el contexto en el que se da la invasión eólica. Grandes impactos, control en pocas manos, generación de poco empleo y poquísima economía local.

¿ALTERNATIVA? LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA ENERGÍA

En primer lugar esa alternativa tiene que ser democrática y transparente fruto de un debate político y social con las cartas encima de la mesa.

Tenemos que definir un modelo de transición hacia un país menos dependiente energéticamente, menos contaminante y que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero, donde se concrete la potencia a instalar durante los próximos años, calculada después de tener en cuenta muchos factores, entre los que deben estar políticas de reducción de consumo que dejen de lado el papel de Galicia como exportador de energía.

Como señala la Directiva europea debe priorizarse la generación distribuida, con la producción en manos de muchos y pequeños y cerca del lugar de consumo, fomentando el autoconsumo.

La transición energética debe de ser además viable ambientalmente, teniendo en cuenta que los recursos minerales del planeta son finitos, una revolución democratizadora.

Debe servir para pasar de un modelo controlado por un oligopolio a un modelo en manos de la gente. Así la alternativa a este modela tendrá que legislar para favorecer la entrada de la ciudadanía en fórmulas cooperativas de producción y la entrada de la participación pública.

Así no sólo implantaremos renovables sino que también se generarán rentas que beneficiarán sobre todo a la gente del rural, teniendo en cuenta que el negocio del viento factura unos 600 millones de euros anuales, que ahora vuelan para la élite económica, y que pretenden triplicar la potencia instalada en pocos años, no es cuestión menor.

En un contexto donde la desigualdad económica es un grave problema, las instituciones públicas deben de tomar partido por la gente.

Mientras no haya un armazón normativo que garantice una transición verdaderamente sostenible debe establecerse una moratoria, período en el que se elaborará un nuevo plan eólico para Galicia, con los principios antes anunciados, se publicará una propuesta de ampliación de la Red Natura y se revisarán las Directrices da Paisaxe, estableciendo zonas de exclusión en aquellos lugares que tienen que preservarse.

Debería de aprobarse un mapa de suelos con aptitud agronómica para proteger los suelos con alta aptitud agronómica o actividad agroganadera.

Esta alternativa no sólo es posible, sino es por la que optaría cualquier Gobierno que mirase por el interés de los gallegos y gallegas.

Es la alternativa democrática, después de muchos años de saqueo de nuestros recursos naturales, y es el momento de reivindicarla. 

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Antón Sánchez es portavoz nacional de Anova-Irmandade Nacionalista y fue diputado autonómico en las IX y X Legislaturas del Parlamento de Galicia 

Fuente 

Traducción: www.rebeldes.info