Carta abierta a Teresa Ribera: por una transición energética democrática. No al expolio


20/3/2021 

El dos veces diputado autonómico y portavoz nacional de Anova Antón Sánchez reflexiona en una carta abierta a la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico sobre el rol colonial que ha desarrollado históricamente Galicia basado en un modelo de expolio energético que actualmente se reproduce a través de la implantación de parques eólicos sin control.

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Le escribo esta carta con motivo de que la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental está tramitando varios megaproyectos de parques eólicos entre los que se encuentran los de Prada, Rebordechao y Barxa que están en período de consulta pública, y que abarcan los ayuntamientos de Nogueira de Ramuin, Xunqueira de Espadanedo, Montederramo, Maceda, Vilar del Barrio, Laza, Castrelo de Valle,Verín, Monterrei, Cualedro, A Pobra de Trives, A Veiga, Carballeda de Valdeorras, Larouco, O Barco de Valdeorras, Vilamartín de Valdeorras, Petín, San Xoan del Río y Quiroga y muchos otros en toda Galicia que, junto a los que tramita la Xunta de Galicia, suman cerca de ochenta.

La instalación de estos parques, promovidos por una empresa noruega, con una potencia de más de 100 MW cada uno, con unos aerogeneradores en algunos casos de 200 metros de altura, supondrían importantes e irreversibles impactos en lugares de alto valor paisajístico y ambiental afectando hermosas zonas de montaña como El Courel, Ancares o el Macizo Central. Comarcas muy castigadas desde hace décadas por el abandono de las administraciones cuando se trata de políticas que ayuden al desarrollo endógeno pero cómplices cuando se trató de espoliar sus recursos.

La gente de estas comarcas precisa fuentes de energía que reviertan en su bienestar y no megaparques cuya propiedad está en manos de grandes fondos de inversión que se llevan los beneficios, dejando únicamente los impactos y las migajas.

Usted, que además de ministra de Transición Energética lo es de Reto Demográfico, debe saber que en muchas zonas de Galicia se hizo con los embalses algo semejante a lo que pretenden con los parques eólicos, eso solo produjo impactos ambientales y abandono del rural, ya que los beneficios de estas actividades vuelan y no favorecen la economía de su alrededor.

En Galicia, anualmente exportamos entre el 30 y el 40% de la electricidad producida (en 2019 el 85% de la electricidad consumida fue producida por energías renovables) fundamentalmente eólica e hidroeléctrica. Esto quiere decir que si Galicia fuera un Estado independiente en la Unión Europea cumpliría con un amplio margen los objetivos de producción de renovables que marca para el año 2030 con 11 años de antelación, ¡ya que exactamente duplica el “superobjetivo” que Pedro Sánchez marcó para España para el 2030!, como usted bien sabe.

Es por esto que Galicia no tiene por qué acometer una carrera irracional de instalaciones de parques eólicos que desatienda la imprescindible planificación y protección del territorio y de las personas que en él habitan.

PLANIFICACIÓN, PARTICIPACIÓN Y TRANSPARENCIA 

Desde el punto de vista del interés general y de la racionalidad las acciones de una transición justa deberían responder a una planificación pública, fruto de un debate social y una amplia participación y con total trasparencia, que parta de definir la potencia a instalar, priorizando las necesidades de la gente y la sostenibilidad del sistema y no las necesidades de los balances de las grandes corporaciones.

Que defina también el cómo; si con megaparques lejos de los lugares de consumo y con altos impactos ambientales y paisajísticos, en manos de poderosas corporaciones ajenas a la economía local; o con una producción distribuida, cercana a los lugares de consumo y con presencia de titularidad pública (pública gallega, que pública noruega o italiana ya tenemos) y/o ciudadano-cooperativa.

Una planificación que se inserte en una ordenación territorial que tenga en cuenta los valores naturales, paisajísticos, los núcleos de población, la interferencia con otras producciones y la economía local. Nada de esto se está haciendo en Galicia.

En su Ministerio elaboraron un mapa de sensibilidad ambiental como herramienta orientativa para la ubicación de las instalaciones de energía eólica que tengan en cuenta estos factores. Si ese mapa fuera vinculante, que no lo es, estos mismos parques que ustedes tramitan no se llevarían a cabo porque están mayoritariamente en zonas de máxima sensibilidad.

En Galicia, con los datos en la mano, no necesitamos una carrera descontrolada de instalación de parques eólicos a toda costa, y menos para que una élite económica haga un suculento negocio especulativo. Necesitamos planificación pública y participación ciudadana. Tenemos que contar con una ordenación eólica que, pensando en las necesidades de la mayoría, diga donde sí y donde no nos compensa implantar los parques, y queremos que esta actividad revierta en el bienestar de la gente del rural dándole entrada a participar a través del control público o de cooperativas vecinales o pequeñas empresas locales que produzcan para su entorno.

Pero en Galicia tenemos un Plan Sectorial Eólico del año 1997, modificado por última vez en 2002, totalmente desfasado y que permite construir parques eólicos en todo el territorio excepto en la Red Natura, donde Galicia cuenta con una de los menores porcentajes de superficie protegida del Estado y de Europa.

Un Plan Eólico de Galicia que no fue objeto de una evaluación ambiental estratégica por ser anterior al desarrollo de la legislación ambiental de los últimos años, por lo que carecemos de un instrumento que analice los impactos del modelo de asentamiento eólico propuesto a escala nacional y por lo tanto con un enfoque integral. No se revisa porque, evidentemente, cualquier proceso de evaluación ambiental de un nuevo plan conduciría a mayores restricciones, producto de la racionalización y de tener en cuenta más criterios que la rentabilidad económica privada.

Se acaban de publicar las Directrices del Paisaje de Galicia: un cúmulo de generalidades que no prohíbe la instalación ni en un m² de territorio y que posterga cualquier concreción a una futura revisión del Plan Eólico de Galicia para el cuál no hay plazo. Por lo tanto, papel mojado.

Galicia cuenta con un 11,5% de superficie en Red Natura, considerada por la UE insuficiente, y por eso hace ya más de 10 años se recomendó su ampliación. Nunca se hizo. Así, tenemos un montón de parques que se tramitan en los bordes de la Red Natura que no se harían sí la Xunta de Galicia hubiese cumplido las recomendaciones europeas, y si no lo hace es para beneficiar al conglomerado que se lucra del negocio del viento.

Esto mismo fue advertido por una reciente y demoledora sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Galicia que anuló el parque eólico de Oribio y en la que advertía de la fraudulenta práctica de ubicar aerogeneradores al lado de una Red Natura que no puede ser un compartimento estanco, y que está pendiente de una ampliación.

Este fraude e incumplimiento de las recomendaciones de la UE también beneficia a los parques que ustedes están tramitando y que no se contemplarían de haber hecho esa propuesta de ampliación que demanda desde hace dos décadas la Unión Europea.

Como también se benefician las empresas en las que trabajan, y cobran, por ejemplo, un ex-conselleiro de Industria del PP y una ex-conselleira de Medio Ambiente responsable de que durante sus años como conselleira, hasta hace escasamente dos, no se hubiese ampliado la Red Natura.

Las puertas giratorias que aquí practica con fruición el PP, pero que en el Estado es práctica habitual en PP y PSOE, lo que muestra quien trabaja para quien en el juego gobiernos/eléctricas.

Y con este panorama, es decir sin ningún tipo de planificación pública que sirva de protección para esos valores que deberían de protegerse si simplemente se cumplieran las directivas europeas, se están tramitando más de 80 parques, que supondrán, sí se llevan adelante, daños irreversibles en el paisaje, medio ambiente, y lejos de ser una solución económica para nuestro desarrollo serán instrumentos de vaciamiento demográfico del país, permitiendo que los beneficios vuelen lejos de los habitantes del rural.

La mal llamada Transición Energética que dicen defender está en las manos de bancos, fondos buitre, constructoras o eléctricas, que solo responden a la lógica de la maximización de su beneficio y no a las necesidades humanas de preservación de valores imprescindibles para nuestro futuro y del desarrollo económico endógeno.

La lucha por la sostenibilidad y contra lo cambio climático no se hace simplemente sustituyendo centrales térmicas por molinos que se fabrican con materiales que no son ilimitados y que dependen aún del petróleo para la fabricación y el transporte.

Esto que ustedes definen como transición energética es el enésimo negocio del capitalismo de amiguetes, en el que los que antes tenían térmicas que externalizaban los costes producidos por la contaminación o los que se lucraron con la burbuja inmobiliaria ahora ponen sus esperanzas de beneficios en el sector de las renovables, ayudados por administraciones que debieran velar por el interés general y que parecen empeñadas en darles otra vez el timón y el lucro a esa élite.

RESPETO PARA DECIDIR SOBRE LOS RECURSOS 

Aunque contemos con un gobierno autonómico empeñado en que Galicia siga jugando un rol colonial de productor de electricidad a cambio de quedarnos con los impactos y no con los beneficios, mucha gente reivindicamos que es preciso finalizar ya con este modelo del expolio que se reproduce en este país, sea con térmicas, hidroeléctricas o eólicos.

No queremos repetir la historia. Queremos respeto. Respeto a la gente, a nuestro paisaje, a nuestra naturaleza. Queremos decidir el destino de nuestros recursos naturales respetándolos.

Sabemos que cualquier actividad económica puede tener un impacto en el entorno, pero queremos que sea el mínimo impacto para el máximo bienestar de la gente del común, y lo que está en marcha es una vez más la destrucción de nuestro entorno a cambio de que se beneficien unos pocos.

Sabemos que, con otra manera de hacer las cosas, una manera más democrática, lucharemos contra el cambio climático, desarrollaremos las energías renovables precisas y además los beneficios que se obtengan revertirán localmente.

En una sociedad donde la desigualdad, cada vez mayor, es una de las principales amenazas para la democracia, el cambio de modelo energético debería de ser una oportunidad para la democratización económica, en vez de una pieza más de la acumulación del gran capital.

Si usted no quiere ser parte de este modelo aberrante que supone una hipoteca para nuestro futuro, tiene que denegar la aprobación de estos parques, detener este pillaje eólico y en lo que esté en sus manos apostar por la democratización de la economía y de la energía.

Si desgraciadamente y como parece, usted y el gobierno español hacen lo contrario, apoyando este tipo de actuaciones, en poco se diferenciarán de un gobierno del PP que llevamos sufriendo en nuestro país en los últimos 12 años, un gobierno para las élites.

Y solo nos quedará, ante el abandono de los gobiernos e instituciones una movilización social para no llegar tarde esta vez, e impedir este proceso antidemocrático de expolio.