La ONU insta a los países a aumentar drásticamente la financiación pública en sanidad ante el estancamiento de la cobertura universal
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Para la ONU la inversión en salud es garantía de calidad de vida / Pexels |
19.4.2025
Un nuevo informe presentado por el Secretario General de las Naciones Unidas ha puesto en evidencia una preocupante realidad: a pesar del aumento global de la esperanza de vida, la cobertura sanitaria universal se ha estancado en todas las regiones del mundo, mientras crecen las desigualdades en materia de salud. El documento, presentado durante el 58º período de sesiones de la Comisión de Población y Desarrollo en Nueva York, hace un llamado urgente a los Estados para reforzar los sistemas sanitarios y aumentar drásticamente la financiación pública destinada a la salud.
El informe destaca que, aunque la cobertura sanitaria universal es factible incluso en países con recursos limitados, su implementación requiere un compromiso financiero sólido. “Las asignaciones financieras públicas nacionales destinadas a la salud deben aumentar drásticamente”, subraya el texto. Además, se enfatiza la necesidad de abordar la salud con un enfoque integral que cubra todo el ciclo de vida, desde la pediatría hasta el envejecimiento saludable, promoviendo hábitos saludables y acceso permanente a servicios preventivos y terapéuticos.
A pesar de los avances significativos desde el año 2000, como el aumento de más de 10 años en la esperanza de vida en África y la reducción del 50% en los casos de VIH, los últimos diez años han mostrado un panorama menos alentador. La mortalidad materna se ha estancado, los avances en la reducción de la mortalidad infantil se han frenado, y han aumentado las tasas de obesidad, diabetes, demencia y trastornos mentales. Estos retrocesos reflejan la fragilidad de los sistemas sanitarios y la necesidad de una acción inmediata.
Uno de los problemas más graves es el aumento del gasto sanitario catastrófico, definido como aquel en el que los hogares destinan el 40% o más de su capacidad de pago a cubrir gastos de salud. Esta situación deja a millones de personas en una posición vulnerable, obligadas a elegir entre su bienestar económico y su salud. Además, las recientes emergencias sanitarias, como la pandemia de COVID-19, han expuesto las debilidades de los sistemas de salud a nivel global, evidenciando la falta de preparación y recursos para enfrentar crisis de esta magnitud.
El informe también señala que la inversión insuficiente en salud contribuye a una morbilidad innecesaria y a una mortalidad prematura. Un dato alarmante es que el 47% del personal sanitario mundial atiende solo al 22% de la población global, lo que refleja una distribución desigual de los recursos y una necesidad crítica de fortalecer la fuerza laboral en este sector.
Para revertir esta situación, el Secretario General insta a los Gobiernos a ampliar las asignaciones financieras públicas destinadas a la salud y a acelerar la contratación y retención de trabajadores sanitarios cualificados, ofreciendo salarios competitivos y mejores condiciones laborales. Además, se recomienda aumentar el número de comadronas, profesionales de salud mental y agentes de salud comunitarios, quienes pueden actuar como “equipos de respuesta inicial” en emergencias sanitarias.
El informe también promueve la innovación tecnológica como una herramienta clave para mejorar el acceso a la atención sanitaria. Se alienta a los Gobiernos a aprovechar las mejoras en el diagnóstico y la digitalización, incluyendo la telemedicina. Por otra parte, para garantizar la accesibilidad a nivel de costes, la ONU apuesta por medidas como el uso de medicamentos genéricos o la regulación de precios.